Menuka Dhakal, profesora del proyecto "After School Project" de Nepal Sonríe nos cuenta como está…
Cuento real en Nepal
Como si fuera un cuento real en Nepal. Eso es lo que nos ha escrito nuestra Trabajadora Social local. Por preservar la confidencialidad, llamaremos al niño/a «Budita». Pero esta es su historia, una historia contada en forma de cuento, pero que es real, muy, muy real:
Me llamo “Budita”, tengo cuatro años y voy a la escuela Haseko Indreni. En mi familia somos tres: mi padre Tul, mi madre Kanchi y yo, “Budita”. Tengo tres hermanos y una hermana de mi padrastro, ahora ellos están trabajando y no viven con nosotros pero de vez en cuando vienen a visitarnos durante las fiestas.
Mi familia es muy pobre, mi padre trabaja de obrero en Chitwan, a 50 kilómetros de Bastipur y mi madre como ama de casa. En junio de 2016 fui a la escuela Haseko Indreni. Tuve que estar en el hospital durante una semana por culpa de una infección respiratoria y Nepal Sonríe se encargó de pagarlo todo pues mi familia no podía hacerse cargo. Aunque yo quería ir a la escuela, nos tuvimos que mudar a Chitwan por el trabajo de mi padre y tuve que dejar de ir a la escuela, lo cual fue una tragedia para mí.
En abril de 2017 regresamos a Paldamar y volví a ir de nuevo a la escuela. Mi padre sigue trabajando en Chitwan y viene a vernos de vez en cuando. Como todo el mundo tengo momentos buenos y no tan buenos, mi familia sufre mucho por falta de recursos económicos pero Nepal Sonríe siempre ha estado a nuestro lado dándonos su apoyo y esperanza.
Mi madre tuvo problemas de alcoholismo y como mi padre estaba trabajando en Chitwan supuso que me quedara solo y que nadie se ocupara de mí. Mis mejores momentos era cuando iba a la escuela pues mis profesoras me querían mucho y se ocupaban de mí, allí podía jugar y vivir como me gusta, pero la vuelta a casa siempre era una tragedia.
Con la ayuda de Nepal Sonríe y en colaboración con Prerana Nepal y Children and Women Welfare Council la vida de mi familia y la mía cambió: mi madre ingresó en un centro de rehabilitación para recuperarse y como mi padre tenía que trabajar y no se podía ocupar de mí, yo me fui a vivir a “Warm Nest Child Care Home” gracias a Women and Child Welfare Council. Allí conocí a mucha gente e hice nuevos amigos, estaba a gusto y seguro pero echaba de menos a mi familia.
Mes y medio más tarde todo aquello se acabó: mi madre recibió el alta del centro de rehabilitación pues estaba recuperada, dejó el alcohol y mi familia volvió a estar unida. Nepal Sonríe no dejó de cuidarnos pues siguió a nuestro lado haciendo seguimiento, reuniéndonos y aconsejándonos para que nuestro futuro siguiese mejorando. Ahora somos una familia feliz, mi madre está recuperada y mi padre trabaja, me quieren mucho y se ocupan de mí y también tengo mucho apoyo de la escuela y de Nepal Sonríe así que muchas gracias por ayudarnos a cambiar a mejor mi vida y la de mi familia.
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